Press "Enter" to skip to content

Josko Gvardiol recibió una dura lección de Lionel Messi

Borna Barisic consuela a un desconsolado Gvardiol tras el pitido final

Qatar, 13/12/2022

Todos los días, el despertador de Tihomir Gvardiol suena a las 4 de la mañana. Se viste, se pone las botas de agua y se va a trabajar a un pescadero en Dolac, un mercado agrícola de Zagreb. Procede de una familia de pescadores de un pueblo cercano a Zadar.

Josko Gvardiol siempre ha dicho que, de no ser futbolista, habría seguido a su padre en el oficio, pero la habilidad del defensa de 20 años del RB Leipzig ha sido tan deslumbrante en este Mundial que resulta imposible imaginar que haya nacido para otra cosa que no sea el deporte rey.

Sin embargo, en este mundo hay prodigios y genios de otro planeta. El joven Gvardiol se topó con uno de ellos en el estadio Lusail, y la lección puede que le dure años.

Pero la imagen más conmovedora de la humillación de Croacia fue la de Luka Modric, su gran figura de todos los tiempos, viendo los minutos finales de su último partido de la Copa Mundial desde el banquillo, tras ser sustituido, pasándose las manos por el pelo y sacudiendo la cabeza.

Y lo más llamativo fue ver a Gvardiol, hasta entonces posiblemente el defensa del torneo, humillado y desmantelado poco a poco. Se habla de “niveles”, pero el joven central descubrió que, pese a todo su talento, Lionel Messi no se parece a nada a cuanto haya enfrentado jamás.

En la fase de grupos y contra Japón en octavos de final, Gvardiol cimentó su reputación como el mejor lateral izquierdo emergente del mundo. Contra Brasil, en cuartos de final, estuvo sensacional. “Es un milagro”, afirmó el presidente de Croacia, Zoran Milanovic.

Pero ahí en el descanso, al abandonar el terreno de juego, Gvardiol se arrancó la máscara protectora que habia llevado durante toda esta fase final, un momento simbólico. Contra Argentina y contra Messi, no había protección ni motivo de esconderse.

En general, Gvardiol jugó bien durante los primeros 45 minutos. Tal vez se acercó demasiado a Messi, dejando espacio atrás cuando Julián Álvarez se internó para transformar un penal en el primer gol de Argentina, pero el error más grave lo cometió Dejan Lovren, que también fue culpable del segundo tanto argentino.

Croacia fue superior a Argentina durante 30 minutos y Gvardiol se mostró muy seguro de sí mismo, llegando incluso a pasar por delante de Messi en un momento que se esperaba, la subversión de los papeles de ambos.

Lo que hace a Gvardiol tan atractivo para todos los clubes de élite que lo codician, es la habilidad que tiene con el balón en la defensa clásica y su físico imponente. Es el tipo de jugador que no hace grandes jugadas de lucimiento, pero si decenas de pequeñas decisiones brillantes. Normalmente, al menos, pero no con la cabeza revuelta por Messi.

A sus 17 años, Gvardiol, que ya era una sensación en el primer equipo del Dinamo de Zagreb, aún vivía con sus padres en la quinta planta de un rascacielos de Zagreb. En la pared de su habitación tenía pegada una hoja de papel con el título: “Josko Gvardiol – Niño prodigio”. Escrito para él por uno de los amigos de Tihomir, era un proyecto de vida, un mapa mental para alcanzar su sueño de ser un futbolista de élite. En un círculo aparecían las palabras “Plan A, sin plan B”, y prácticamente todo en el mundo de Gvardiol había ido según lo previsto hasta que llegó a Lusail y conoció al extraterrestre.

Personajes idoneos en matera dicen que el talento de la clase de Gvardiol volverá a aparecer. Pero nunca, nunca olvidará esta lección.

Sin embargo, hubo señales de advertencia, una pérdida tonta de posesión. Parecía considerar que detener a Messi era su misión personal sin calcular cómo acabaría.

La segunda parte trajo la respuesta. Las cosas empezaron a deteriorarse cuando Messi jugó un uno-dos para rodearle y dejarle en un aprieto.

Y ahí llegó el momento que Gvardiol nunca olvidará. Uno de esos momentos dolorosos que todos tenemos en la vida, cuando de repente nos damos cuenta de nuestras limitaciones. Messi recibió el balón en la línea de banda y Gvardiol, con el machismo de un joven, trató de sobrepasarlo para robarle el balón, pero Messi bajó un hombro y se lo arrebató, escabulléndose por la línea. No hay problema, pensó Gvardiol, tengo 20 años, él 35, lo superaré.

Pero Messi se le escapó demasiado rápido, demasiado astuto, recortando a Gvardiol para frenar su ímpetu y conduciendo hasta el borde del área. Allí, Gvardiol le alcanzó, Messi controló, dio media vuelta y, justo cuando Gvardiol se acercaba, volvió a girar hacia el otro lado. Gvardiol no estaba en ninguna parte, y Messi lo rodeó hasta el área pequeña antes de cortar el balón hacia atrás para que Álvarez marcara su segundo gol.

Quizás lo más doloroso fue que, a lo largo de la secuencia, cada vez que Gvardiol se había acercado y esperaba hacer valer su considerable ventaja fisica, Messi lo superó en fuerza, como nadie lo había hecho en el torneo. Gvardiol se dio cuenta de que medir 1,89 metros y pesar 80 kilos está muy bien, pero cuando el rival es tan pequeño, equilibrado y aparentemente fuerte, no puedes superarle.

“Es el mejor jugador del mundo, es peligroso y tiene calidad”, declaró Zlatko Dalic, seleccionador de Croacia. “Tuvo una actuación de alto nivel. Fue el verdadero Messi que esperábamos ver”.

Copyright © 2022 SportJournal.Pictures- Edited by Guzzo Photos & Graphic Publications

* 157 *