SportJournal.pictures, 18/052025
Por Pepe Fuera de Juego
Torino: Bublik vs Bu (sí, así como suena)
En el Circolo della Stampa, escenario noble de raquetas y bizarrías, se enfrentaban dos artistas: Alexander Bublik, el Kazajo que juega al tenis como si fuera el Joker de Gotham, y Bu Yunchaokete, el chino con nombre de alarma de microondas. El resultado fue un espectáculo entre Shakespeare y La Pantera Rosa.
Bublik, fiel a su estilo, abrió el partido con una doble falta y un saludo al público con cara de “ya me quiero ir”. Bu, por su parte, respondió con tiros tan planos que pasaban a milímetros de la red, como si la gravedad no aplicara para él.
El público —o mejor dicho, los quince valientes que habían pagado una entrada digna de un vuelo internacional— aplaudía entre mordiscos de paninos escondidos, porque en Torino comer en la tribuna está prohibido… salvo que lo hagas con cara de místico japonés.
El match fue tan cambiante como los estados de ánimo de Bublik. En un momento tiró un smash mirando al cielo, en otro se agachó a hablar con una hormiga. Bu mantuvo su rostro estoico de guerrero de terracota hasta el match point. Final: Bublik ganó, pero nos queda la duda de si no estaba actuando todo el tiempo.
Roma: Sinner vs Alcaraz, el clásico del futuro que llegó ayer
Mientras tanto, en el Foro Itálico, Sinner y Alcaraz jugaron un partido que habría hecho llorar de emoción a Rafa Nadal… y de frustración a Netflix, que ya no sabe cómo filmar más épicas.
El estadio, lleno hasta los baños portátiles, vibraba. Había más adrenalina que en una montaña rusa sin frenos. Cada punto era una batalla. Alcaraz corría como si le debieran la merienda, y Sinner devolvía con cara de santo tirolés que viene a poner orden.
Ambos sacaban misiles. Alcaraz sonreía y hablaba solo. Sinner respondía con silencio y derechas anguladas que podrían partir una aceituna a la mitad. Los italianos gritaban “Andiamo!” y los españoles “¡Vamos!”, como si se tratara de una reunión del G7 de la pasión.
Después de tres horas de gladiadores y aces que desafían la física, ganó el que menos pestañeó: Carlos Alcaraz. El Foro explotó. Hubo gente que se abrazó, que lloró, que dejó de hablar mal de la comida en el estadio por cinco minutos.
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Moraleja del domingo: en Italia podés elegir entre reírte hasta que te duela el estómago (Torino) o emocionarte hasta que se te caiga la lágrima (Roma). Pero en ambos casos, el tenis fue una obra de arte… o al menos, un show que ni Netflix se animaría a escribir. Italiano – SportJournal.pictures
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