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Roland Garros, Paris, 27/05/2025
En una tarde parisina que olía a tierra batida y redención, Cameron Norrie resucitó de entre los subestimados y fulminó en cinco sets al imprevisible Daniil Medvedev, campeón del US Open 2021 y eterno aspirante a entender el polvo de ladrillo.
Con parciales de 7-5, 6-3, 4-6, 4-6, 6-3, el británico jugó como si tuviera contrato con el drama y el orgullo herido. Luchó punto a punto, se empapó de sudor y se descargó con un rugido que desentonaba con su habitual tono de caballero reservado.
Medvedev, por su parte, se mostró más confundido que nunca en una superficie que sigue siendo su enemiga natural. Intentó todo menos cambiar de actitud: desde drop shots sin convicción hasta monólogos consigo mismo.
Esta victoria no sólo es un pase a la siguiente ronda: es una declaración de principios. Norrie no vino a París a pasear —vino a pelear, a molestar, a revivir.
Y lo hizo a lo grande. Con dientes apretados, corazón inglés y una melena que parecía gritar junto con él: ”¡Estoy de vuelta, malditos!”
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