La FIFA volvió a encender los hornos de la polémica: en la Torre Trump de Nueva York, Gianni Infantino cocinó en silencio una receta explosiva para la Copa del Mundo 2030. El plan —todavía a medio hornear— es pasar de 48 a 64 equipos, duplicando la fiesta y multiplicando los dolores de cabeza.
El telón de fondo no puede ser más simbólico: jefes de Estado de Uruguay y Paraguay viajaron hasta Manhattan para pedir que el centenario no sea un simple brindis con copa en mano, sino un banquete completo con grupos enteros jugados en Sudamérica. Porque un solo partido de homenaje, como se había pactado, sabe a postre chico.
🎭 Infantino, maestro pastelero
Infantino actúa como chef estrella: ofrece más porciones para los invitados pequeños (las 211 federaciones que votan) y promete que todos tendrán lugar en la mesa. Pero el precio es claro: un Mundial XXL que horroriza a Ceferin (UEFA) y a Montagliani (Concacaf), guardianes de los manteles europeos y norteamericanos.
Desde Europa lo ven como un atracón indigesto, un “expansionismo descarado” que amenaza con arruinar la dieta equilibrada de la Champions League. La Concacaf, por su parte, ya digirió mal el pastel de los 48 equipos para 2026 y rechaza otro plato servido antes de tiempo.
🏟️ Una tarta de capas históricas
La historia del Mundial siempre fue una torta en expansión:
1930: 13 equipos (Uruguay horneó la primera edición). 1934-1978: 16 invitados. 1982: subió a 24. 1998: llegó a 32. 2026: será de 48. 2030: Infantino sueña con 64 velitas soplando al unísono.
¿La excusa? El centenario. Domínguez, capo de Conmebol, lo explicó con humor: “No todos los cumpleaños se festejan igual. A mis 50, mi familia preparó una fiesta diferente. Y el Mundial 2030 no puede ser cualquier fiestita”.
🇺🇾🇵🇾🇦🇷 El frente sudamericano
Uruguay y Paraguay presionan fuerte, con presidentes incluidos. Argentina, en cambio, mandó a Chiqui Tapia como delegado, mientras Milei se quedó mirando desde el gallinero político. El mensaje es claro: si hay pastel, quieren rebanada completa de fase de grupos, no una migaja protocolaria.
⚽ El tablero político
Con 211 federaciones votando una cabeza, un voto, la matemática es tentadora: cuantos más equipos, más países celebran, más ingresos circulan… y más votos asegurados para Infantino.
El problema es que la torta no crece al infinito: demasiadas porciones pueden arruinar el sabor y volver indigesta la Copa que aún sigue siendo el banquete deportivo más grande del planeta.
🎬 Epílogo con chispa
En la Torre Trump, entre espejos dorados y alfombras gruesas, se discutió un Mundial gigante. Europa se atraganta, Sudamérica reclama y la FIFA sonríe. Como siempre, la receta final la decidirá Infantino, que parece empeñado en que la Copa del Mundo deje de ser un torneo… y se convierta en un bufé libre.
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