El centro inesperado - Sport Journal Pictures

Max Ojomoh con su padre Steve, que ganó 12 partidos para Inglaterra en la década de 1990

Inglaterra amaneció con un sobresalto: Fraser Dingwall no se recuperó del golpe lateral sufrido ante Nueva Zelanda y quedó fuera del duelo del domingo contra Argentina. Para Steve Borthwick, era otra pieza del rompecabezas que se caía en pleno otoño… pero apareció un reemplazo que no necesitó ensayo general.

Max Ojomoh, 25 años, centro de Bath, entró por esa rendija con una naturalidad que sorprendió incluso al staff. Era su primera titularidad en un Test en Twickenham tras debutar el verano pasado ante Estados Unidos. Y lo hizo con una serenidad que Maro Itoje —sí, Itoje— se encargó de subrayar: “Tiene calma de veterano”. Bendita rareza.

El movimiento obligó a Inglaterra a rehacer su eje central. Ojomoh se plantó junto a Henry Slade, convirtiéndose en el quinto jugador en vestir la camiseta de centro este otoño. El carrusel de opciones dejó claro que Borthwick aún busca la alquimia perfecta… pero que la profundidad del plantel ya no es un rumor sino un hecho.

La lesión de Dingwall, dolorosa por lo que aportó en las tres presentaciones anteriores, no desfiguró el plan general. Inglaterra sigue persiguiendo su racha invicta: 11 Tests al hilo, cuatro victorias en este mes de noviembre que parecen una declaración silenciosa al resto del mundo ovalado.

Ojomoh encarna esa idea: oportunidad, impacto y disciplina. No hay estridencias. No hay pirotecnia. Hay oficio —y un físico que intimida sin necesidad de gritarlo. Su presencia obligó a Argentina a recalcular.

En Twickenham, las urgencias suelen empujar hacia improvisaciones peligrosas. Esta vez, en cambio, el imprevisto dejó al descubierto algo distinto: que Inglaterra puede permitirse cambiar una pieza clave… sin que el engranaje cruja.

Borthwick, que coqueteó alguna vez con la idea de usar a Ben Earl como centro, resistió la tentación. Eligió a Ojomoh. Y Ojomoh respondió.

A veces, el rugby también premia a los que esperan en silencio.